domingo, 4 de mayo de 2008

Descubrimiento.

Y un día, casi por casualidad, reparó que en que la única frase que lo había conquistado no era de ella.
Aquellas palabras que lo habían subyugado hasta la médula, no eran de su amada, vió por primera vez las comillas del texto y se sintió estafado por su propio descuido.
Desilusionado ante tamaña revelación se dijo: "bueno, al menos citó la fuente."

No hay comentarios: