viernes, 30 de diciembre de 2011

Mis deseos para este 2012.


Quiero que me vuelvan a entrar mis jeans. Ya no pretendo adelgazar hasta volverme una sílfide, pero si volver a usar mi ropa, y bueno, si me queda holgada, mejor.
Quiero encontrar un departamento luminoso con pocas expensas y no más de dos pisos por escalera. O en su defecto un edificio con ascensor, aunque tenga que pagar un poco más de expensas, para que Juanito pueda visitarme cuando quiera sin problemas.
Quiero que mi situación financiera mejore y que sostener mi economía paralela de perfumería no se vuelva imposible.
Quiero que mis perfumes importados y las sombras de MAC vivan para siempre, sé que suena frívolo, pero se trata de una inversión que me gustaría que además de durar, en lo posible, diera cría.
Quiero que la nueva camada de directores argentinos siga haciendo buen cine.
Quiero que mis amigos estén bien, que nos veamos más y que nos hablemos menos por mensaje o por “las redes sociales”.
Quiero que siga habiendo lugares maravillosos en los que pueda tomar la leche en invierno. Hace poco descubrí una patisserie francesa en donde sirven el café con leche en una taza enorme y solo de verla fui muy feliz.
Quiero quejarme menos y reírme menos estrepitosamente, ambas manifestaciones producen líneas de expresión.
Quiero poder leer todo lo que me interesa y que mi sensibilidad o mi ignorancia por fin sucumban ante la belleza de la poesía y empiece a disfrutarla.
Quiero poder encontrar en "Mercado Libre" todo lo que busco, siempre, incluyendo los libros difíciles y los futuros regalos para Ale.
Y por sobre todas las cosas, quiero escribir bien y quiero que eso sea lo único que importe. Que falte muy poco para que en uno de esos papeles que te hacen llenar cuando vas a hacer trámites pueda poner en el casillero que dice, "profesión", simple y orgullosamente: "Yo, escribo".

domingo, 25 de diciembre de 2011

Yo confieso que...

Es fin de año, época de borrón y cuenta nueva, así que imaginemos que vas a pasar por mi blog y sin querer queriendo vas a leer las siguientes líneas.

   Querido X X, quiero que sepas que si hago chistes malos de los que ni yo puedo reírme y me pongo más torpe  de lo que soy, cuando venís a la oficina y no puedo ni sostenerte la mirada cuando hablamos, es pura y exclusivamente, porque me gustas mucho. Es hora de que te enteres y hagas algo al respecto.

Marina.

sábado, 17 de diciembre de 2011

sábado, 10 de diciembre de 2011

Yo confieso que...




Me gusta mucho mi vida ahora. 
No quiero que todo esto se acabe nunca. 
Por eso cruzo los dedos y cierro los ojos fuerte, fuerte, para imaginarme así, llena de deseos, siempre.

Carolina Aguirre.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Yo confieso que...


Le debo una disculpa al tachero de hoy. Le pedí, casi implorando que cambiara la música después de oir por más de cuarenta minutos todos los greatest hits de Luciano Pereyra, le dije- por favor cambialo, porque escucho una canción más y vomito.
Acto seguido volví a mi casa y me descargué los mismísimos temas, incluyendo las baladas melosas.

viernes, 21 de octubre de 2011

lunes, 26 de septiembre de 2011

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Sozinho.




Às vezes, no silêncio da noite
Eu fico imaginando nós dois
Eu fico ali sonhando acordado, juntando
O antes, o agora e o depois
Por que você me deixa tão solto?
Por que você não cola em mim?
Tô me sentindo muito sozinho!



Quando a gente gosta
É claro que a gente cuida
Fala que me ama
Só que é da boca pra fora
Ou você me engana
Ou não está madura
Onde está você agora?






viernes, 16 de septiembre de 2011

domingo, 11 de septiembre de 2011

Yo confieso que...

... todavía te extraño.


Todo empezó con un ejercicio del taller, llevar un diario. Conté los días exactos durante los que debía escribir y la fecha tope era el viernes 16. El número me sonaba y no sabía por qué. Dos minutos después, entendí todo, el 16 de septiembre es tu cumpleaños.
Había borrado por completo la fecha.
Y ahora estoy como en una especie de cuenta regresiva que me angustia, tanto o más que tu silencio en su momento.

Te compré un libro de Chandler. Hasta pensé una esmerada dedicatoria que escribí en imprenta, para que no reconocieras mi cursiva. Pero era obvio que ibas a saber que era yo.
¿Por qué será que nos quedamos ligados emocionalmente a algunas personas?
No lo sé, ojalá pueda terminar de resolverlo en breve.

Me pareció y me parece violento mandártelo, qué derecho tengo yo a interpelar tu silencio.
El libro es buenísimo, ya lo estuve hojeando.

Hoy es domingo y arriba de mi escritorio tengo: el grabador, un taco de hojas, algunos marcadores desparramados y tu libro.

Todavía falta una semana para decidir si te lo mando o no.

Escribo estas líneas porque la nostalgia me rebalsa y porque me parece que, a lo mejor, si la pongo en palabras va a dejar de rondarme como un fantasma.
Ojalá.



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viernes, 9 de septiembre de 2011

Raro.

¿Qué me traeré entre manos?

Hace cuatro días consecutivos que estoy contenta, sin razón aparente, y hace, los mismos, cuatro días que me estoy poniendo vestido.

Tanto entusiasmo me perturba.


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miércoles, 7 de septiembre de 2011

martes, 2 de agosto de 2011

Mis borcegos.

A veces, la moda me juega una mala pasada y hace que me trague mis propias palabras.
Los borcegos, -calzado, mezcla de zapato enorme, con bota, que remite a la vestimenta militar-, se empezaron a usar cuando yo tenía once años y eran para mí, en ese momento la cosa más horrible que había visto. Venían en color crema y en negro. De caña alta o mediana, me recordaban a los aparotosos y enormes zapatos ortopédicos que había tenido que usar durante toda la infancia. Hubiera preferido vivir en ojotas a comprarme un par. En su momento, creo, mi madre accedió a mi pedido de unas guillerminas celestes que combiné con todo lo que me puse: vestidos, polleras, pantalones y joggin. Me pasé inviernos enteros odiando a los borcegos y repudiando a toda persona que los usara.
Casi veinte años después una mañana de sábado, cuando volvía de una clase de spining, y quizás porque todavía estaba atontada por el efecto de la mezcla de endorfinas y los ecos de la música, sonando en mi cabeza, me topé con la vidriera y fue un flechazo. Me detuve al instante. Detrás del vidrio, algo empañado por el frío y la humedad, ellos me reclamaban.
Cuando entré al local, una habitación de un ph antiguo con ventana a la calle, repleto de zapatos y botas, me dije, sólo para convencerme, - voy a mirar.
Pero el hechizo ya había surtido efecto y no pude contenerme. Me los probé y calzaron como si llevaran años en mis pies. Me los traje puestos y coloqué mis zapatillas en la caja, como para no volver con las manos vacías.
Y así andábamos, inseparables. Mis borcegos color suela y mis polleras. Mis borcegos color suela y mis pantalones. Mis borcegos color suela y mis vestidos. Y la lista sigue, porque incluso he sacado a mi perro, con el piyama puesto, una campera y los borcegos.

Pero como ocurre incluso, con las historias felices, nada resulta eterno. Esta mañana, a uno de ellos se le despegó la base de la suela. Nada grave, pero cuando examiné en detalle me di cuenta que el otro también iba por el mismo camino. Resignada a mi suerte fui a mi zapatero de confianza, y como quien le encarga un ser querido al médico, se los dejé. Me dijo que está con mucho trabajo, que va tratar de hacer una excepción, pero que como mínimo tengo que esperar hasta mediados de la semana que viene.


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jueves, 7 de julio de 2011

Una de chicos.


   En menos de tres semanas me esguincé dos veces el tobillo. Resignada por la mezcla de torpeza y mala suerte, hice -obedientemente-, reposo por cuatro días.
De todas las películas que tenía pendientes de ver, sin duda, "Plan B" ganó por lejos. La vi dos veces.

La trama es un poco naif, más acorde a las pinky-movies de Hollywood, pero cuando la historia empieza a rodar, poco importa el argumento.

Bruno es un chico al que lo dejó su novia y busca desesperadamente recuperarla. Como ella se niega a volver con él, porque está nuevamente en pareja, a Bruno se le ocurre "El plan B". Enamorar al novio. De ahí en adelante asistimos a la bellísima historia entre Bruno y Pablo. Se conocen a instancias de los artilugios maquiavélicos de Bruno, pero a lo largo del film se conectan, se histeriquean y se seducen hasta enamorarse.
Lo más destacado de la película es la fotografía y la exquisita selección de las escenas. Con climas íntimos para retratar esta historia plagada de erotismo y diálogos casi improvisados que evocan a la infancia de los personajes. Así, los protagonistas, en principio amigos, sin darse cuenta empiezan a compartir demasiado tiempo juntos.
Con un presupesto mínimo, "Plan B" fue filmada en diez días con una cámara HD. Esta película se suma a la promisoria carrera del joven director Marco Berger que tiene los cortos anteriores: "Una última voluntad", "El reloj" y la intervención en el largo "5", película basada en los cuentos de la antología, "En celo", que sacó la editorial Mondadori en 2007.
Su última película, "Ausente" -todavía no estrenada comercialmente en nuestro país- ganó el "Teddy Bear" en el último festival de cine de Berlín.

Marco Berger da indicios claros y firmes de convertirse en una de las figuras del inagotable -por suerte- "nuevo cine nacional". Habrá que esperar hasta agosto para ver su segundo film. Paciencia.


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viernes, 17 de junio de 2011

Otro año sin vos.


   Verano de 2005. Tenía el teléfono directo de "La Metro", la radio donde Fernando Peña, hacía su mítico programa de radio, "El parquímetro". Era el día de su cumpleaños, 31 de enero. Sobre la hora del final de programa y después de pensarlo mucho, llamé. Me atendió Scott, el productor general. Pedí hablar con vos, así, directamente: "Me pasás con Fernando", le dije. Scott me preguntó, ¿Fer te conoce?, "Sí, sí", le dije. Me puso a la espera y unos segundos después escuché tu voz: "Hola". No supe qué decirte. Tantos años yéndote a ver al teatro, escuchando tu programa y admirando tu sensibilidad. No pude hablarte. No solté palabra. Corté apenas escuché el, "Hola". Todo lo que podría haberte dicho hubiera sonado cursi y trillado. Y vos no me lo hubieses perdonado. Hubrías esperado que fuera más inteligente y menos cobarde. Así que corté el teléfono y te deseé para mis adentros un, "Feliz cumpleaños".


Si ahora te cruzara, no te hablaría de lo mucho que te admiro y te quiero, sino que otra vez me llamaría a silencio para agradecerte. Y en mi caso, el silencio es toda una declaración. Pocos hombres me dejan sin palabras, Fer.


Así que eso,
gracias,

por Chavela,

por La Surca,
por Mempo,

por Bety,
por la mejor radio que haya escuchado,

por el teatro,
y por la lucidez y la magia que siempre te envolvió.



Te extraño, mucho.



Yo.

martes, 7 de junio de 2011

7 de junio.




Feliz día, donde quiera que estés.
Feliz día a todos y a todas,
eso.

miércoles, 1 de junio de 2011

La Barbie Cristal.

En la foto estoy con mis dos primos y mi madrina. La sacó mi tío. Tengo puesto un vestido turquesa con unas flores bordadas en la pechera. Soy pura sonrisa, a pesar de que me faltan varios dientes.

Fue antes de que naciera mi hermana. Mi mamá estaba muy pesada por el embarazo y mi madrina le ofreció llevarme unos días a la costa con ellos. Pasamos navidad y año nuevo en Mar del Plata.

La casa que habían alquilado mis tíos estaba muy cerca del mar. Íbamos caminando a la playa. Llevábamos un arsenal de cosas, mis juguetes, los de mis primos, la palita, el balde, el rastrillo, los moldes de figuras para hacer con arena y las piezas del tejo. Si el día estaba lindo, aprovechábamos la playa y volvíamos tarde. Cuando estaba nublado nos quedábamos en la casa y jugábamos a que nos perseguían “los malos”. Enemigos que nos inventábamos y de los que teníamos que huir todo el tiempo.

Faltaba poco para navidad. Mis primos habían hecho una lista enorme con todo lo que le querían pedir a Papá Noel. Yo fui más modesta. Pedí sólo una cosa, la “Barbie Cristal”. Recién había salido. Era rubia, de figura estilizada, con un vestido blanco tornasolado que reflejaba los colores cuando lo ponías al sol. Venía con el anillo, los aros y los zapatos de cristal. Tenía también un chal de la misma tela del vestido. Y en la propaganda de televisión se la podía ver, bailando con un Ken de smoking blanco y corbata púrpura. Pensé en pedirlo a él también, pero me pareció mucho.

Para la noche buena salimos a comer afuera. Mi madrina fue la última en salir de la casa. En el camino de ida me inquieté un poco. Me di cuenta de que Papá Noel tenía la dirección de mi casa y entonces no tendría forma de encontrarme y dejar mi regalo. Mi madrina me tranquilizó y me dijo que no me preocupara, que mi mamá le había escrito de parte mía diciéndole donde íbamos a estar.

En la cena apenas probé bocado. Había una copa que adentro tenía algo rosa. Mi madrina dijo que eran langostinos con salsa golf, que los probara. Lo único que comí fue el helado.

Cuando volvimos a la casa, fuimos corriendo hasta el árbol. Había varios paquetes. Mi madrina los repartió como si supiera. A uno de mis primos le habían regalado la “moto Bronco” y al otro los muñequitos de “Yia You”. Empecé a abrir mi regalo con desesperación, hasta que llegué a ver el color de la caja, rosa, con esas letras, en blanco sobre azul. Aunque no sabía leer, supe perfectamente de qué se trataba. La saqué con delicadeza de la caja y le acomodé el chal. Le olí la cabeza. Tenía olor a Barbie.

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domingo, 29 de mayo de 2011

Fabián Casas.

Quizás porque es domingo.
Porque ya no recuerdo como era todo antes.
O tal vez sea la costumbre.

Lo cierto es que cada vez que le doy play a este video, siento que Casas, el rey de los depresivos, el príncipe de la tragedia, me consuela. Y es casi como una obligación, levantarse de la cama y pensar que podemos escoger algún color de la infinita escala de grises.








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viernes, 20 de mayo de 2011

Espectáculos

Me desperté sobresaltada, el sueño fue tan real que temí por mi salud mental.
Estoy pensando sumarios para una publicación que me encanta. Y siento que si no logro hacerle una entrevista al que descubrió la pólvora, no alcanza. Así que llevo varias listas de temas tachados como los días en el calendario de un preso.
Por eso, creo, soñé lo que soñé.

Estaba en el hall de un lugar, esperando. Parecía domingo. Yo se ve que volvía de un viaje. El bolso en una mano, la cartera en la otra. Tenía unas babuchas negras y una remera verde. El pelo pringoso de tanto estar aplastado contra el asiento del micro y los ojos chiquitos de dormir mal. De repente, vi en la sala de espera alguien que me sonaba conocido. "A este lo tengo de algún lado", pensé. Era el actor Nicolás Cabré. "Qué hará acá", me pregunté. Levanté la cabeza y vi un cartel enorme en el medio de la sala que decía, "Registro civil". Después, él se sentó a mi lado y empezamos a hablar. Me contó, de la nada, que venía a sacar turno para casarse. "Claro", le dije, "con Eugenia", "sí", me dijo sonriente. Pasamos largo rato conversando. Cuando estaba por llegar su turno, él estaba antes que yo, le dije, "después, ¿no me bancás cinco minutos que te quiero decir algo?" "Dale, dale," me contestó. Me quedé esperándolo. Nunca entendí que hacía ahí, pero bendije a los dioses por haberlo cruzado en mi camino. Salió finalmente y le pregunté, "che, ¿no me darías una nota cortita, como para contar esto?". Se quedó pensativo. Ahí supuse lo peor. Me imaginé que me iba a sacar corriendo o a poner su cara de pocos amigos, como le hace a la mayoría de los periodistas cuando se los quiere sacar de encima. Se hizo un silencio largo. Vi que alguien le habló al oido, era la novia, la actriz, Eugenia Tobal. Lo miró y le dijo, "dale la nota a la chica total para cuando salga ya vamos a estar casados". "Y dale", dijo él y me dio en exclusiva una nota de media hora contando pormenores de su vida. Nos saludamos con un abrazo. Yo sin haber hecho ningún trámite y él con su turno para casarse.

La siguiente imagen en el sueño es la hoja de un diario en primer plano. Se alcanza a leer: "Protagonistas: Nicolás Cabré". El título de la nota dice: "Más simpático que en la ficción". En la foto se nos puede ver a los dos. Él, de frente, sentado en la sala de espera del registro civil y a mí, sentada, de espaldas a la cámara, el pelo crespo, la remera verde, con el brazo extendido y la mano sosteniendo un grabador.


domingo, 8 de mayo de 2011

Los rollers.

Sobre la mesa del comedor de casa, los patines más lindos del mundo. Brillantes de purpurina, resplandecientes de nuevos y de color violeta, mi preferido. En mi cabeza empiezan a multiplicarse las escenas. En la plaza con amigas, en el recreo del colegio, en la casa de mi tía que tiene fondo y en el parque Saavedra. Desplazándome a toda velocidad en cada una de las imágenes. Pero no. Los patines son de regalo para mi hermana, se los trajo su madrina de Estados Unidos. - A vos no te compré porque tu mamá me dijo que no te gustaban, yo no sabía que vos también querías- dice mi tía, ante mi escandalosa escena de celos.

Mi hermana reclama una y otra vez que le enseñara a usarlos. Mi madre me pide, me suplica, que la acompañe a la vereda para que pueda estrenarlos. Yo acumulo un enojo y una bronca que crece desmesuradamente con el correr de los días.

Un día, finalmente, las dos yendo a la plaza. Mi hermana en el camino hablándome de cualquier cosa, contenta y excitada por la novedad. Yo, la furia contenida, pensando que no los merecía, que en un par de semanas terminarían sepultados en el placard. A mitad de camino, mientras ella sigue hablando sola, creyendo que mantiene una conversación, freno el paso: - ¿No querés andar por acá?-, le digo mientras señalo la barranca, una bajada profunda de una cuadra con una pendiente pronunciada que marea de solo mirarla fijo. Mi hermana que duda un poco. No la dejo pensarlo. La empujo. Veo, en ese instante antes de que gire la cabeza con vista al precipicio, el miedo en sus ojos y su cuerpo que se va alejando a la velocidad de la luz. Corro lo más rápido que puedo pero no la alcanzo. Le grito que trate de frenar, que se agarre de algo, que ya llego. La cuadra parece infinita y en esa eternidad me la imagino, desarmada en el piso, bañada en sangre.

Aterriza con las manos sobre capot de un auto. Quiero agarrarla, ayudarla, pero no puedo. Está petrificada, rígida, sin reacción. La alzo y la siento en el auto para sacarle los patines y se desmorona sobre mí.


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lunes, 2 de mayo de 2011

Porque me hubiera gustado que fueran versos míos.


Ya no

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré donde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.


Idea Vilariño.

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jueves, 14 de abril de 2011

Me encata tu ex.

Es la segunda vez que me pasa. Muero de amor por la ex de alguien con quien tuve algo. Es decir, lo descubro con el tiempo y porque amigos o conocidos me la señalan, -ésa, es la ex de fulanito-. Me lo hacen adrede porque saben que tuve algo con fulanito y porque me conocen. Pero yo, incapaz de soltar prenda, no digo nada. En el mejor de los casos suelto un,- ah, sí, mirá vos-.
Después llego a mi casa, la googleo, -deporte nacional- e inevitablemente, muero de amor. Es linda, jóven, inteligente, brillante. Y ahí en ese momento deseo que seamos amigas. Ir a merendar en tea connection, caminar por San Telmo o comprar cuadernos en la papelera de Palermo. Me imagino que nos hacemos inseparables, nos prestamos ropa, intercambiamos consejos varios, acerca de temas diversos y nos pasamos recetas de cocina. Nuestro idilio no tiene fin. Hasta que un día, yendo a un evento, alguien le dice que sabe que yo tuve algo con su ex, entonces me lo pregunta y la honestidad me invade. La historia nunca termina bien, ni siquiera en mi imaginación. Sin embargo, en conversaciones masculinas, más de una vez, casi se me escapa, entre vino tinto y confidencias un, -che, me encanta tu ex-.


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viernes, 1 de abril de 2011

domingo, 27 de febrero de 2011

Mis favoritas para los "Oscar" que se entregan esta noche.




   Debo admitirlo, no le había puesto el ojo a Natalie Portman desde,"The professional", esa maravillosa película protagonizada por Jean Reno y la por entonces pequeña Portamn, dirigida por Luc Besson.

Miré de costado y como quien ríe a medio camino entre la gracia y la sonrisa "Closer"- film que relata el vínculo complejo y perverso entre dos parejas que se entrecruzan en relaciones paralelas- y el corto que protagoniza en "New york I lo ve you", -historia de una chica judía que esta a punto de casarse y cuenta los ritos y costumbres de una cultura amalgamada en una ciudad cosmopolita como pocas, Nueva York.
Después de eso no volví a interesarme en ella, hasta hace algunas semanas cuando vi, "The black swan". Versión cinematográfica de un clásico del ballet, "El lago de los cisnes". Natalie Portman interpreta a "Nina", una perfeccionista bailarina que audita para el papel protagónico de la obra, que en esta versión tiene una particualridad, quien lo obtenga deberá llevar a cabo los dos roles. El cisne bueno "Odette" y el cisne malo "Odile". Nina tiene muchas condiciones para hacer la versión buena de la historia pero el director de la obra -interpretado por el actor Vincent Cassel- tiene dudas acerca de si podrá dar con el tono de la malvada, "Odile".
La película logra plasmar esa sensación de ballet hecho cine, uno de los dos grandes aciertos de su director, Darren Aronofsky. Porque no solo muestra el transcurso y la metamorfosis del personaje de Nina en esta puja por la perfección, sino que también logra un muy acertado retrato del competitivo y sacrificado mundo del ballet. Se destaca la participación especial de Winona Ryder- quien encarna a una brillante bailarina que supo merecer la gloria pero que al entrar en la dultez es retirada de la compañia de baile-.
El segundo acierto del director es la banda sonora que acompaña. Una marca registrada del director de, "Requiem por un sueño", película donde también en donde la música jugaba un papel protagónico.
Estas dos perspectivas impecablemente logradas y la excelente interpretación de Portman hacen de "The black swan" una de las favoritas para esta nueva entrega de los premios de la academia.






Colin Firth, el actor que adoramos y amamos por películas como, "Love actually" y la saga de "Bridget Jones", se luce también en protagónicos como "A single man" y la reciente "King´s Speech" que lo consolidan como actor dramático.


En esta oportunidad, Firth interpreta a un príncipe heredero que debe suceder a su padre en el trono, con una especial particularidad, es tartamudo. La segunda guerra mundial es inminente y el pueblo necesita en su rey un emisor con la capacidad retórica y carisma de conducción de un líder. Por eso y ante la desesperación y la angustia del príncipe que ya ha probado todos los métodos y remedios, se somete a una extraña terapia que deviene en un encantador y particular vínculo con su terapeuta, interpretado por Geoffrey Rush, que llevarán al príncipe a ahondar en problemas más profundos que su exteriorizada tartamudez.
En tiempos donde Hollywood nos tiene acostumbrados, la mayoría de las veces, al clisé hasta el hartazgo, los golpes bajos y la perversión en todas sus formas y sadismos, es justo destacar un film basado en una historia sencilla con actuaciones impecables.



viernes, 18 de febrero de 2011

"Formas de volver a casa", la nueva novela de Alejandro Zambra.

Sentado en el comedor de su casa en Santiago, el escritor y poeta chileno Alejandro Zambra (35) dice que, “podría vivir tranquilamente sin publicar pero no sin escribir”, por eso lleva desde hace años un diario de vida. De esa escritura minuciosa surgió la idea de su primer libro, “Bonsái”. Novela un tanto atípica para el género por lo breve, apenas noventa y cuatro páginas y porque en el primer párrafo adelanta el final de la historia de Julio un joven estudiante de letras obsesionado con cultivar un árbol bonsái y con el recuerdo de una antigua novia, Emilia. Argumento que de alguna manera retoma en su segunda novela “La vida privada de los arboles” porque Julián, su protagonista, tiene un Bonsái, estudió letras y es profesor. Él está esperando a su mujer, que no se sabe si finalmente volverá y en ese mientras tanto se imagina escribiendo una novela para dejársela como regalo a Daniela la pequeña hija de su mujer que vive con ellos.
Por estos días Zambra está terminando de corregir su tercera novela “Formas de volver a casa” de la que comenta, “es una historia distinta a las anteriores, aunque no tanto”.
¿De qué se trata, “Formas de volver a casa”?
Es sobre el Chile de los ochenta. Se habla de Pinochet pero desde la perspectiva de mi generación, de los que éramos niños en ese tiempo. Es la historia de una niña que le pide a un niño que vigile a alguien y él lo hace porque está un poco enamorado de ella. No se cuenta exactamente el por qué del encargo pero luego los personajes se encuentran, veinte años más tarde, en el presente y ahí se develan los motivos.
Hay una inclusión de no ficción.
Sí, porque es una novela que se asume como un artefacto y lo que se cuenta en parte es la imaginación de un escritor, está ese plano y también aparece el plano de la no ficción metida en el corazón de la novela, lo cual no significa una derrota de la ficción sino más bien una intuición de que esa historia solo se puede contar en esos dos niveles.
¿Hay alguna alusión a las novelas anteriores?
Sí, es el mismo mundo de los otros libros pero enfocado de otra manera. Es una novela a la que llegué por la puerta de un pasaje de “La vida privada de los arboles” en donde el personaje empieza a recordar su infancia. Que es lo que se narra en esta novela, un niño de clase media resguardado de lo que está sucediendo, un poco por ser pequeño y otro poco porque pertenece a una familia como muchas que había en Chile que se definían así mismas como apolíticas y que básicamente eran obsecuentes y estaban absolutamente concentradas en no arriesgarse y en no involucrarse en nada que pudiera ser peligroso porque tenían miedo. Todo eso contado desde la mirada de un niño que trata de entender ese mundo.
Podría decirse que es una novela acerca de la familia chilena.
Es una novela muy chilena, con referentes chilenos, problemas chilenos que seguro son universales pero que están mirados desde la experiencia de la familia en esos años. Porque se pregunta cómo seriamos nosotros si viviéramos en una dictadura, si viviéramos la vida de nuestros padres a nuestra edad. Es una pregunta abrumadora porque nos vanagloriamos de muy pocas cosas en democracia pero una de esas cosas es una cierta libertad, cierta autodeterminación. ¿Qué pasaría si la perdiéramos? Son preguntas sin respuesta pero importantes y son las que guiaron la escritura de la novela.
¿Por qué contarlo desde la mirada de un niño?
Porque es un libro sobre Chile pero también sobre mi generación a la que llamo, “la literatura de los hijos”, creo que un poco también es lo que ha pasado en Argentina. Mi sensación es que crecimos creyendo que la novela era de los padres de la literatura, pensando que solamente se podía hablar de ellos. Que la historia era la de los otros y enfrentamos esa herencia a veces con rebeldía y otras veces con aquiescencia pero nos demoramos muchísimo en darnos cuenta de que teníamos una historia propia y que teníamos cosas que contar realmente.
Alejandro Zambra: Escritor y poeta chileno 1975. Escribió los libros de poesía “Bahía inútil” (1998) y Mudanza (2003). Las novelas “Bonsái” (2006) y “La vida privada de los árboles”(2007). Y el libro de crónicas y ensayos sobre literatura, “No leer” (2010). Bonsái, obtuvo en Chile el Premio de la Crítica y el Premio del Consejo Nacional del Libro a la mejor novela del año 2006.

lunes, 24 de enero de 2011

To be continued. Novela colectiva en internet.

Ya empezaron los experimentos en torno al e-book, me pregunto cuántos diagnósticos de muerte deberá sufrir el paciente -libro antes de que esto realmente ocurra.
En tanto la propuesta de "to be continued" es al menos tentadora. Lanzaron un concurso para escribir una novela colectiva. Los ganadores recibirán un premio de cien euros, un e-reader, el 1 por ciento de los derechos de autor y la posibilidad de integrar el comité que elegirá el próximo capítulo y la próxima ilustración de la novela. Los interesados en participar deberán seguir la historia del primer capítulo, "Colifato y el caos", escrito por el peruano Santiago Roncagliolo. El argumento es policial. Asi que los adeptos al género, ¡manos a la obra!

domingo, 16 de enero de 2011

Aviso.



Juanito Laguna, 9 años recién cumplidos. Sostén emocional y pilar fundamental de familia disfuncional, se declara estresado.


Vacunas al día. Ladra pero no muerde. Solicita a quien pueda y quiera llevarlo de veraneo a costas uruguayas o brasileras, ampliamente interesado.


Propuestas de costa argentina por favor, abstenerse, "para pobres ya estamos nosotros", juanito dixit.


martes, 4 de enero de 2011

Feliz año!

Y a no mirar para atrás eh, que como dice un amigo:
"Si la vida es una orgía lenta, lo mejor debe estar por llegar".
Los quiero.
M.