viernes, 22 de mayo de 2009

Amor enfermo.

¿Por qué la policía se enamora del ladrón? ¿Por qué la nena bien pierde la cabeza por ése que no hace más vagar todo el día? ¿Por qué la madre abnegada, sobreprotectora, cría hijos y marido incluido? ¿Por qué al chico estudioso, responsable y trabajador siempre le toca una loca?
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Respuesta: porque los opuestos se atraen para padecerse.
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En términos psicológicos hablamos de un vínculo sostenido por la proyección que provoca el otro con la parte que no soy.
En términos sociológicos se trata de una relación perversa que refleja los más oscuros e intrincados vínculos de los que es capaz cada sociedad visto en perspectiva diacrónica.
En términos económicos, la carencia aparece como punto de equilibrio entre la oferta propia y la demanda ajena.
En términos lingüísticos la palabra es la materia prima para la construcción de la máscara puesta en juego en el discurso.
En términos comunicacionales lo no dicho revela la esencia de la ligazón al otro, lo pone en evidencia.
En términos histórico-marxistas, la sobredeterminación social capital-trabajo, está fundada y sostenida por una contradicción, la de opuestos indivisibles.
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En términos personales, es una cagada que no pueda sacarte de mi cabeza.
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miércoles, 13 de mayo de 2009

Tengo como una cosa fisiológica con los hombres, antes me quitaban el sueño, ahora me dan luz.

No curará sanará y salvará, como en la eterna promesa, pero al menos es algo, además ya lo dijo el gran poeta contemporáneo: "no se puede vivir del amor."

sábado, 2 de mayo de 2009

Buena madera.

Últimamente dan ganas de poco. Voy del trabajo a la compu y de la compu a sobrevolar algunos apuntes, la bendita culpa ya no deja ni escribir. Se cae el celular, resbala y aterriza atrás de la biblioteca, bien al fondo, no llego ni esmerándome. Trato toda clase de acrobacias, me canso y puteo. Hay que correr la biblioteca, pesa como un muerto 24 horas después del deceso. Tomo aire, la corro, agarro el celular y en la subida alcanzo a leer cuatro letras: J-U-A-N. Los estantes de esa biblioteca fueron modificados cuando crecí, hubo un momento en que no entraban más libros ni cosas. Entonces mi padre hizo una de las pocas cosas que recuerdo haya hecho por mí, mandó a hacer unos cuantos estantes de madera para ensamblarlos a la biblioteca, se lo encargó a un carpintero. Lo acompañé varias veces porque el hombre se demoraba, los estantes no combinaban para nada, siguen sin hacerlo, a pesar de los años y la mugre.

Al celular no le pasó nada, apenas una raya, una más de tantas, poseo un teléfono-cebra. Yo me quedé tildada, a pesar de los años, el tiempo y la mala calidad, los estantes siguen ahí, ensamblados a la fuerza y además no se borró la marquita esa con el nombre. Lo que aguantan los muebles.