domingo, 24 de junio de 2012

Lo que el BAN nos dejó.


   “El crimen perfecto existe. Y es tan perfecto que ni siquiera se lo menciona”, arrojó Ernesto Mallo  escritor y director de BAN, “Buenos Aires Negra”,  el primer festival dedicado al policial en la ciudad de Buenos Aires, en medio de la charla sobre,  “Crimen en los medios”. Y puntualizó con cifras. “En Estados Unidos, por ejemplo, las estadísticas dicen que el 25 % de los delitos quedan sin resolver. En Argentina, se estima que más del 60 % de los crímenes quedan impunes”, detalló el escritor.  Pero del otro 40% por ciento,  de aquellos casos que no corrieron la misma suerte que los impunes y que marcaron la historia del delito en nuestro país, se encargó de volverlos notorios, la prensa.
   Para la historiadora, Lila Caimari, la estrecha relación entre crimen y espectáculo no es nueva. “Narrar el delito es un ejercicio antiguo”, ironizó Caimari. La autora, - estuvo a cargo de la charla sobre, “crimen y espectáculo”-,  marcó como hito las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX como el espacio temporal en donde se da con más fuerza,  la aparición del delito como espectáculo. Revistas de la época como “Sherlock Holmes”, “Caras y caretas”, o diarios como “La prensa”, “La Nación” Y “Crítica”, que le dedicaron innumerables páginas al policial sirven como espejo de la sociedad para la historiadora. “La prensa de la época es una muestra de la memoria social del delito, de lo que recuerda la sociedad en cada momento”, enfatizó Caimari.
   Páginas plagadas de casos policiales que la gente seguía como si se tratara de un folletín ilustrado por entregas. Imágenes montadas cinematográficamente, simulando los escenarios reales. O la utilización del humor y la sátira para graficar hechos delictivos en las ilustraciones de “Caras y Caretas”.
   La gráfica también impulsó la figura del cronista de policiales. Un periodista joven, que se adelanta en sus crónicas a la investigación policial y que está mejor informado y más documentado que la propia policía. Marcando muchas veces los errores y la negligencia de jueces y autoridades.  Entre las plumas que marcaron la sección policiales de los principales diarios encontramos a Fray Mocho de “Caras y Caretas”, Gustavo Germán Gonzales de “Crítica”  y Roberto Arlt de, “El Mundo”. Encargados de saciar el apetito de intriga de los lectores porteños durante las primeras décadas del siglo XX.
   A fines del siglo XIX,  el caso de Francisca Rojas, la mujer que mató a sus dos hijos por despecho, se convierte en el primer crimen resuelto mediante las  huellas digitales por el sistema  creado por, el nacionalizado argentino, Juan Vucetich. Agatha Califfi, la hija de Don Chicho Galiffi, apodado como el al capone argentino, cumple una condena ejemplar por su vinculación con los negocios de la mafia local. “El pibe cabeza”, que tenía en su haber decenas de robos, resulta herido de muerte al enfrentarse en un tiroteo policial. El dibujante Lino Palacios es brutalmente asesinado junto a su mujer en su casa de Recoleta, por su sobrina y dos cómplices más. O los crímenes cometidos por Yiya Murano,  la mujer que cae presa cuando se descubre que envenenó con cianuro a sus amigas porque les debía plata. Fueron algunos de los casos más resonantes que recorrieron las primeras planas de los diarios del país. Generando un impacto que sorprendía a los propios delincuentes. Cayetano Santos Godino, más conocido como, “el petiso orejudo”, al momento de ser capturado en 1913 por los crímenes que había cometido, tenía un recorte del diario “La prensa” sobre su último crimen. Le había pedido a un amigo que se lo leyera porque él era analfabeto. 
   El propio Jacobo  Timerman tuvo que dejar de lado el decoro elitista para incorporar en las páginas de su publicación “la opinión”, el hecho policial que conmovió a principios de los 70, el caso, “Robledo Puch. “El ángel de la muerte”, así lo había bautizado la prensa, a sus 20 años había matado a un decena de personas y fue retratado en la memorable crónica de Osvaldo Soriano para el diario de Timerman.
   Mas acá en el tiempo, casos mediáticos como la muerte de María Marta Belsunce, la mujer que fue hallada muerta en su casa del country,  “El carmel”, en 2002, instauraron una nueva categoría en la página de los policiales, “El crimen en el country”. Ese lugar idílico que prometía tranquilidad y remanso hacia fines de la década del 90 a sus propietarios de clase acomodada. Y que se convirtió en escenario narrativo de una nueva forma de crimen que tuvo un impacto social inédito. Para la médica psiquiatra y forense María del Carmen Almada, el caso, “Cobró una relevancia social que hizo notorio el pedido de justicia”. “Hubo un vuelco radical en el protocolo de las peritaciones con el caso Belsunce. Porque todos los casos en adelante se hicieron relevantes desde lo social. Antes eso quedaba en la morgue y en el círculo de la familia y los íntimos”, declaró la forense en la mesa, donde se habló sobre criminalística  criminalística, “Los muertos hablan”.
   También en la literatura se reflejó esta nueva manera de narrar el crimen. Claudia  Piñeiro escribió, “Las viudas de los jueves” y el escritor Raúl Argemí, lo hizo en, “Retrato de familia con muerto”. Poniendo de relieve temáticas actuales del país. “Me resulta difícil imaginar un escritor que escriba al margen de la historia y más al margen de su historia personal. Y eso no has hecho incursionar directamente en relatos que tienen que ver con la historia del país”, señaló Argemí en la mesa sobre, “crimen política e historia”. “No se puede escribir una novela como Chandler, que es un detective ladero de la policía, porque uno no cree en la policía y acá no hay rubias malvadas, sino morochas, que terminan haciendo un mestizaje de novelas policiales que son otra cosa”, ironizó, Argemí.
   Pero no solo en la prensa escrita y en la ficción reina el policial. La televisión contiene una cantidad considerable de tiempo destinada al policial en sus emisiones diarias. Paulo Kablan, periodista de policiales, participó en la mesa sobre "crimen y espectáculo", habló acerca de por qué el policial capta la atención de los espectadores: “El policial atrapa cuando tiene ingredientes que lo hacen distinto y atractivo como la originalidad y el misterio”. “Por ejemplo una historia que parece que va hacia un lado y después vira. Eso engancha al espectador porque le permite jugar al investigador”, dijo Kablan.
   No por nada las estrellas indiscutidas de esta primera edición del festival, “Buenos Aires Negra”, fueron la “Garza Sosa” el legendario asaltantes de blindados local y desde Barcelona Dani, “El Rojo”, delincuente célebre en España.  Mostrando que la fascinación por el delito en lectores y escritores, sigue intacta.





miércoles, 13 de junio de 2012