
De todas las películas que tenía pendientes de ver, sin duda, "Plan B" ganó por lejos. La vi dos veces.
La trama es un poco naif, más acorde a las pinky-movies de Hollywood, pero cuando la historia empieza a rodar, poco importa el argumento.
Bruno es un chico al que lo dejó su novia y busca desesperadamente recuperarla. Como ella se niega a volver con él, porque está nuevamente en pareja, a Bruno se le ocurre "El plan B". Enamorar al novio. De ahí en adelante asistimos a la bellísima historia entre Bruno y Pablo. Se conocen a instancias de los artilugios maquiavélicos de Bruno, pero a lo largo del film se conectan, se histeriquean y se seducen hasta enamorarse.
Lo más destacado de la película es la fotografía y la exquisita selección de las escenas. Con climas íntimos para retratar esta historia plagada de erotismo y diálogos casi improvisados que evocan a la infancia de los personajes. Así, los protagonistas, en principio amigos, sin darse cuenta empiezan a compartir demasiado tiempo juntos.
Con un presupesto mínimo, "Plan B" fue filmada en diez días con una cámara HD. Esta película se suma a la promisoria carrera del joven director Marco Berger que tiene los cortos anteriores: "Una última voluntad", "El reloj" y la intervención en el largo "5", película basada en los cuentos de la antología, "En celo", que sacó la editorial Mondadori en 2007.
Su última película, "Ausente" -todavía no estrenada comercialmente en nuestro país- ganó el "Teddy Bear" en el último festival de cine de Berlín.
Marco Berger da indicios claros y firmes de convertirse en una de las figuras del inagotable -por suerte- "nuevo cine nacional". Habrá que esperar hasta agosto para ver su segundo film. Paciencia.
Marco Berger da indicios claros y firmes de convertirse en una de las figuras del inagotable -por suerte- "nuevo cine nacional". Habrá que esperar hasta agosto para ver su segundo film. Paciencia.
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