¨Cuando soy buena, soy buena, pero cuando soy mala soy mucho mejor¨, decía la actriz Mae West. Esta chiquita es de las mías pensé, ojo no es que la maldad sea lo mio, todo lo contrario, a mi la maldad me llega con la saturación, tenés que haberme exasperado y tenés que haberte esforzado y mucho. O me cansaste o me hiciste unas cuantas y esta si no te la voy a dejar pasar o me lastimaste, o lo que es peor, lastimaste a alguien que quiero, que no nos encontremos frente a frente porque vas a desear no haber salido de tu casa.
Cuando soy mala, soy muy buena, tengo estilo, mido las palabras, no me arrebato en el primer balbuceo y lo mejor, doy donde más duele. Porque al enemigo no hay que abalanzársele, no no, todo lo contrario, hay que examinarlo en detalle, pero como de lejos, hay que tratar de encontrar el talón de Aquiles, el costado flaco, una vez descubierto, toda la vulnerabilidad sale a la luz solita, solo hace falta saber dar el empujoncito al vacío.
La venganza es el placer de los dioses y como todo, lo bueno se hace esperar. Ahí soy muy paciente, sé que la causa lo merece y espero agazapada la oportunidad de dar el zarpazo que va a dejar a mi víctima sin aire.
Podría enumerar revanchas personales, cuentas pendientes y anécdotas ilustrativas, nada más lejos, mis enemigos saben quienes son, yo, se los dejo bien en claro desde el momento que los considero como tales, porque el que avisa no traiciona.
Igual las mejores venganzas me las dió el tiempo, aquella persona que pensaba que era lo más de Zamora en la primaria por las cosas que hacía (incluyendo burlarse de mí) hoy sigue haciendo lo mismo que cuando tenía 12. Y en otros casos reconozco que yo le dí una manito al destino.
Hace unos meses fui a la panadería en la que trabajé cuando tenía 20 años, fue uno de mis primeros trabajos y la pasé bastante mal, supongo que de todos los abusos, el que más odio es el de poder y los dueños hacían gala de ello. Me puse lo mejor que tenía, me peiné me maquillé y aprovechando alguna que otra cuestión de índole tramiteril que tenía en la zona, me hice un tiempito y pase por la panadería. Entré, me hice la que ahora pertenezco a tu bando y le pedí algo para tomar el te, ella, la dueña me atendió toda entusiasmada, le clave la mirada, no le saqué los ojos de encima, vi como su sonrisa se iba desdibujando, pude percibir como se iba incomodando sin saber que decirme, para cuando llegamos a la caja la situación no daba para más, el aire se cortaba con navaja básicamente, la mirada de ella tensa sin saber por que, entonces, piadosa de mí le pregunté: Y su marido? (los dueños eran dos viejos sin hijos, pero él había tenido un amorío con una empleada, un secreto a voces en la panadería y fruto de esa relación furtiva tenía una hija, ella no lo soportaba desde entonces, pero compartían la sociedad del negocio y las apariencias, claro) Bien, bien, me contestó toda nerviosa, me estaba yendo y como quien olvida algo, le digo:¨ ah, y la hijita?, debe estar grande la nena no?
Hace unos meses fui a la panadería en la que trabajé cuando tenía 20 años, fue uno de mis primeros trabajos y la pasé bastante mal, supongo que de todos los abusos, el que más odio es el de poder y los dueños hacían gala de ello. Me puse lo mejor que tenía, me peiné me maquillé y aprovechando alguna que otra cuestión de índole tramiteril que tenía en la zona, me hice un tiempito y pase por la panadería. Entré, me hice la que ahora pertenezco a tu bando y le pedí algo para tomar el te, ella, la dueña me atendió toda entusiasmada, le clave la mirada, no le saqué los ojos de encima, vi como su sonrisa se iba desdibujando, pude percibir como se iba incomodando sin saber que decirme, para cuando llegamos a la caja la situación no daba para más, el aire se cortaba con navaja básicamente, la mirada de ella tensa sin saber por que, entonces, piadosa de mí le pregunté: Y su marido? (los dueños eran dos viejos sin hijos, pero él había tenido un amorío con una empleada, un secreto a voces en la panadería y fruto de esa relación furtiva tenía una hija, ella no lo soportaba desde entonces, pero compartían la sociedad del negocio y las apariencias, claro) Bien, bien, me contestó toda nerviosa, me estaba yendo y como quien olvida algo, le digo:¨ ah, y la hijita?, debe estar grande la nena no?
No sé que me habrá contestado, yo estaba casi en la puerta y la verdad es que había bastante gente en la panadería ese medio día.
Después crecí maduré y la tecnología hizo lo suyo, esta vez la manito me la dió el mail. Del último laburo me fui más que saturada, de la mirada ajena cuando no corresponde y de los dichos por atrás entre otras cosas como: pésimo clima de trabajo, sueldo miserable y agotamiento estresante que acabo con mis pobres cervicales. Un amigo me paso la base de datos de todos los supervisores, los gerentes y en especial de todos aquellos que abusaban de su mísera cuota de poder, berreta y mal paga. Les mandé un mail súper intimista con pelos y señales y les adjunté los links de los trabajadores que peleaban por mejorar las cosas y denunciaban también sus abusos. Además de yapa les mandé una nota de Rolling Stone en la que un cronista se había inmiscuido en la empresa, los había descripto al detalle y contaba los pormenores diarios de trabajar ahí. Les conté también que ese mes la revista se había vendido como nunca, así que ahora ellos eran así como famosos, y además les dí opciones, porque si hay algo que soy es copada, la pos data decía: ¨ah, y si no tenes para pagar la revista porque tu sueldo sólo dá para alcahuetear a tu jefe pero no para mucho más, linkeatelo por internet no sabes la cantidad de visitas que hay por día!
abrazo!
En mi actual trabajo somos pocos y muy a mi pesar nos llevamos bien, es más, me quieren y me respetan, pero no pierdo las esperanzas, el tiempo no sólo lima las asperezas, también afila las garras.
PD) Si alguien quiere se ofrece servicio de asesoramiento gratuito, no saben lo divina que soy organizando despedidas de trabajos ajenos!
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