sábado, 29 de diciembre de 2007

La última de Pablo.



Sí, al título responde, sin vueltas, sin rodeos, sin adornos. Queda más que claro, lo de Pablo es la honestidad brutal y "La ley de la ferocidad" es la prueba viva.
La novela retoma la vida de Gabriel, el niño/adolescente de su primer novela: "El origen de la tristeza", solo que tiempo después, mucho tiempo después. La rueda del destino gira, en forma vertiginosa, no se detiene y avanza. Nos situamos en la muerte del padre de Gabriel, exactamente en los dos días previos a su entierro.
Gabriel es ahora un hombre. Gabriel es padre. Gabriel ha vivido, pero al extremo de todo: de las drogas, del alcohol, del poder y de las mujeres que en su vida han pasado y siguen pasando mostrándole la cara que más lo conmueve, la de la ternura y también la más cruel, la que lo deja sin palabras, liquidado. Ex - hijo de un padre ausente y omnipresente en su literatura, ex- marido, ex -amante y ex- novio. Gabriel es un hombre con más dudas que certezas, con más desaciertos que éxitos. Gabriel experimenta un torbellino de sensaciones encontradas y desencontradas en esos dos días, es una revisión del pasado que ahora se vuelve carne para transformarse en literatura viva y vivida.
La novela toda, es una búsqueda constante, se mezclan, se barajan y dan de nuevo historias del pasado, presente y del ahora mismo, en este instante, en que él, el hombre, se desmorona y escribe. Gabriel busca y casi nunca encuentra, quiere llegar al fondo de todo y en el fondo, un enorme vacío se apodera de todo su ser.
Pablo emana literatura en estado puro, sin aditivos ni conservantes, sin diluyentes.
"La ley de la ferocidad" es la novela de un hombre que busca en su interior, para encontrar respuestas y dar sentido a tanto dolor. Gabriel esta dispuesto a ir más allá, revelándose sólo al lector, el único testigo de su entrega.

No hay comentarios: