domingo, 15 de junio de 2008

Prosa.

I
Sueño con Uruguay, es raro, pero no me acuerdo en imágenes, me acuerdo en sensaciones. El ruido de mis zapatos por las callecitas empedradas de Colonia, el calor del Sol en la puesta sobre el río y el olor a maní recién tostado. A veces alterno y entonces me llaman las playas de Piriápolis, la arena húmeda en mis pies, el sabor repentino del agua del mar después de una ola.
II
Otra vez el calor, otra vez el Sol, los rayos entrando por la ventana del cuarto, posándose sobre la cama de dos plazas, penetrando las sábanas, entibiando el colchón. Todo a plena luz del día, un rato antes de la siesta, por eso no estamos, porque fuimos a la playa a cansarnos de caminar para volver y dormir sobre sábanas bañadas de Sol, que esperan por nuestros cuerpos cálidos por el contacto, livianos de ropa.
III
Cada tanto, todavía se me ocurre que pudimos haberlo hecho mejor, que si yo no amontonora tanto las palabras y vos no te dedicaras al silencio, donde hay desencuentro habría rima,
y
donde hay abismo,
habría poesía.

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