Las chicas sólo quieren divertirse ¿y los chicos, qué quieren los chicos?
Sábado, 22 horas, 25 grados, tibio y agradable con algunas ráfagas de viento que vuelven el ambiente más especial, más respirable, después de tanto calor.
La noche porteña es variada, amplia, tanto que propone más de un recorrido, más de una opción.
La cámara toma varios lugares, varias secuencias de por medio, se queda con una imagen, le gusta, se siente cómoda, hace foco, plano general, plano americano, zoom para no perder detalle y se sumerge en el lugar .
San Telmo, ahora son casi las 23 y estamos llegando tarde a una cena show, así le llaman a esa módica y austera comida que te dan (Un poco de lechuga sumada a un trocito dividido en 20 de pechuga de pollo, tampoco vayan a creer que es carne, más una ínfima lluvia que mas que lluvia es rocío de queso y pan, eso sí mucho pan sobre todo del de ayer que ahora se convirtió en tostada y esta cortada en cubos. Sigue la lista de nimiedades: un plato hondo, truco para que parezca más lleno, con fideos y escuchen bien: fideos tirabuzón, esos que comes cuando ya no hay más nada ni en la heladera ni en la alacena y entonces al que le toca le toca y parece que hoy están de suerte los tirabuzón nomás. Por último pero no menos importante el remate una suerte de timbal de helado durísimo que con mucho esfuerzo y viento a favor terminas de comer mañana hora en la cual por fin se derrite.) acompañado de un show en vivo que incluye: un par de covers de bandas archiconocidas que hicieron furor en los 80 y los 90 y como para ir calentando el ambiente un streaptease, primeros las damas y una pulposa morocha se saca todo hasta quedar con un ínfima tanga que estremece a la platea masculina, ahora es el turno de las chicas y un corpulento muchacho hace de las suyas con un eslip-less, se me ocurre que ese debe ser el nombre para este híbrido entre calzoncillo y cola-less, las chicas agradecidas, el muchacho se emociona y pide más aliento, las chicas aplauden sin parar.
Toda una delicia, no sólo pagaste por esto, como si realmente fuera una cena y no una imitación berreta (debe ser que también le agregan al precio el valor del nombre del boliche, debe venir todo incluido) sino que además la bebidas aparte y los tragos, hasta el más austero, no bajan de los $ 20. La cosa no esta como para andar con sed, así que te la bancas como podes con una gaseosa, sabiendo de antemano que no viniste justamente a tomar, con lo cual, después de que levanten las mesas te dedicas de lleno a lo que viniste: observar el panorama. Pista repleta de chicos, chicas y no tan chicos que se van a sumando lentamente. Los distinguís a pesar de la penumbra tenes a la intención completa de voto macrista frente a vos, y digo intención porque el que no lo votó, lo hubiera hecho con gusto y ahora están todos ahí reunidos, disfrutando de la seguridad, del aumento del ABL y el de las expensas, todos acá, ahora, hermanados en la pista que hace de seno de futuras conquistas amorosas.
Grupos, grupitos, amigos, compañeros de trabajo, festejos, despedidas de solteros y de divorcio, porque ahora todo se festeja. Arriba en el primer piso un grupo de mayorcitos etremezclado con la más tierna juventud, envidiable, todos el mismo paso coordinan y todo. Desde la barra dos chicos relojean, la pregunta es: ¿a quién, al baño? ¿a las luces la cabina de disc-jokey?, no se sabe, porque los dos están ahí apostados pegados a la pared con la mirada en todos lados y en ninguno a la vez. Las chicas van y vienen del baño que por suerte queda en la otra punta de todo y el viaje les sirve de excusa para pasearse cual pasarela delante de los muchachos, que miran mucho pero que no hacen más que eso, mirar.
Música disco, el ambiente se vuelve efervescente, todos corean el estribillo. La pista se va colmando de a poco. De las conquistas ni noticias y las chicas comienzan a inquietarse. La que esta a mi derecha tiene un estraples negro con un short también negro que de lejos parece un mismo conjunto, lo divide una ajustada faja blanca con un moño que no se sabe si envuelve su cintura o su disponibilidad para con el sexo opuesto, ahora se sienta en los cubos bajitos esos que hay en la entrada del lugar, se ladea y arquea la espalda dejando ver la faja con el moño y las sandalias altísimas, plateadas. Acá los beneficiados son los que vinieron en pareja o al menos los que no están en la búsqueda. La parejita que esta en el medio de la pista se abrazan como si estuvieran bailando un lento mientras de fondo suena Donna Summer, ahora se besan despacio, amorosamente, habitando un espacio paralelo, ajenos a todo.
Abundan los vestidos cortos, las musculosas audaces y los tacos para equilibristas.
No hay caso, el público masculino parece anestesiado.
Son más de las 4 y la regla dice que lo que no pasó, no es muy probable que pase en tu ausencia. Entonces decidís emprender la retirada, alguien te para en la entrada (epa, debe ser la excepción a la regla), comenzás a hablar, estas tan distendida que como para ironizar un poco y quitarle presión al momento comentas al pasar el poco entusiasmo y la falta de testoterona.
- Que lo decís por esto (señalando la pista), ah no pero ya fue, acá no se encara, nadie se viene a levantar minas en el boliche.
- Estan todas producidas y encima no te dan bola, no es la realidad.
- La realidad esta en otra parte.
Y ahí por fin te das cuenta de todo, y te enteras del secreto tan bien guardado y ahora de improvisto revelado. La mina, la chica, la mujer, ésa de la cual se van a enamorar de una vez y para siempre se la busca y se la encuentra en el supermercado, entre las góndolas de lácteos y latas de conserva.
La noche porteña es variada, amplia, tanto que propone más de un recorrido, más de una opción.
La cámara toma varios lugares, varias secuencias de por medio, se queda con una imagen, le gusta, se siente cómoda, hace foco, plano general, plano americano, zoom para no perder detalle y se sumerge en el lugar .
San Telmo, ahora son casi las 23 y estamos llegando tarde a una cena show, así le llaman a esa módica y austera comida que te dan (Un poco de lechuga sumada a un trocito dividido en 20 de pechuga de pollo, tampoco vayan a creer que es carne, más una ínfima lluvia que mas que lluvia es rocío de queso y pan, eso sí mucho pan sobre todo del de ayer que ahora se convirtió en tostada y esta cortada en cubos. Sigue la lista de nimiedades: un plato hondo, truco para que parezca más lleno, con fideos y escuchen bien: fideos tirabuzón, esos que comes cuando ya no hay más nada ni en la heladera ni en la alacena y entonces al que le toca le toca y parece que hoy están de suerte los tirabuzón nomás. Por último pero no menos importante el remate una suerte de timbal de helado durísimo que con mucho esfuerzo y viento a favor terminas de comer mañana hora en la cual por fin se derrite.) acompañado de un show en vivo que incluye: un par de covers de bandas archiconocidas que hicieron furor en los 80 y los 90 y como para ir calentando el ambiente un streaptease, primeros las damas y una pulposa morocha se saca todo hasta quedar con un ínfima tanga que estremece a la platea masculina, ahora es el turno de las chicas y un corpulento muchacho hace de las suyas con un eslip-less, se me ocurre que ese debe ser el nombre para este híbrido entre calzoncillo y cola-less, las chicas agradecidas, el muchacho se emociona y pide más aliento, las chicas aplauden sin parar.
Toda una delicia, no sólo pagaste por esto, como si realmente fuera una cena y no una imitación berreta (debe ser que también le agregan al precio el valor del nombre del boliche, debe venir todo incluido) sino que además la bebidas aparte y los tragos, hasta el más austero, no bajan de los $ 20. La cosa no esta como para andar con sed, así que te la bancas como podes con una gaseosa, sabiendo de antemano que no viniste justamente a tomar, con lo cual, después de que levanten las mesas te dedicas de lleno a lo que viniste: observar el panorama. Pista repleta de chicos, chicas y no tan chicos que se van a sumando lentamente. Los distinguís a pesar de la penumbra tenes a la intención completa de voto macrista frente a vos, y digo intención porque el que no lo votó, lo hubiera hecho con gusto y ahora están todos ahí reunidos, disfrutando de la seguridad, del aumento del ABL y el de las expensas, todos acá, ahora, hermanados en la pista que hace de seno de futuras conquistas amorosas.
Grupos, grupitos, amigos, compañeros de trabajo, festejos, despedidas de solteros y de divorcio, porque ahora todo se festeja. Arriba en el primer piso un grupo de mayorcitos etremezclado con la más tierna juventud, envidiable, todos el mismo paso coordinan y todo. Desde la barra dos chicos relojean, la pregunta es: ¿a quién, al baño? ¿a las luces la cabina de disc-jokey?, no se sabe, porque los dos están ahí apostados pegados a la pared con la mirada en todos lados y en ninguno a la vez. Las chicas van y vienen del baño que por suerte queda en la otra punta de todo y el viaje les sirve de excusa para pasearse cual pasarela delante de los muchachos, que miran mucho pero que no hacen más que eso, mirar.
Música disco, el ambiente se vuelve efervescente, todos corean el estribillo. La pista se va colmando de a poco. De las conquistas ni noticias y las chicas comienzan a inquietarse. La que esta a mi derecha tiene un estraples negro con un short también negro que de lejos parece un mismo conjunto, lo divide una ajustada faja blanca con un moño que no se sabe si envuelve su cintura o su disponibilidad para con el sexo opuesto, ahora se sienta en los cubos bajitos esos que hay en la entrada del lugar, se ladea y arquea la espalda dejando ver la faja con el moño y las sandalias altísimas, plateadas. Acá los beneficiados son los que vinieron en pareja o al menos los que no están en la búsqueda. La parejita que esta en el medio de la pista se abrazan como si estuvieran bailando un lento mientras de fondo suena Donna Summer, ahora se besan despacio, amorosamente, habitando un espacio paralelo, ajenos a todo.
Abundan los vestidos cortos, las musculosas audaces y los tacos para equilibristas.
No hay caso, el público masculino parece anestesiado.
Son más de las 4 y la regla dice que lo que no pasó, no es muy probable que pase en tu ausencia. Entonces decidís emprender la retirada, alguien te para en la entrada (epa, debe ser la excepción a la regla), comenzás a hablar, estas tan distendida que como para ironizar un poco y quitarle presión al momento comentas al pasar el poco entusiasmo y la falta de testoterona.
- Que lo decís por esto (señalando la pista), ah no pero ya fue, acá no se encara, nadie se viene a levantar minas en el boliche.
- Estan todas producidas y encima no te dan bola, no es la realidad.
- La realidad esta en otra parte.
Y ahí por fin te das cuenta de todo, y te enteras del secreto tan bien guardado y ahora de improvisto revelado. La mina, la chica, la mujer, ésa de la cual se van a enamorar de una vez y para siempre se la busca y se la encuentra en el supermercado, entre las góndolas de lácteos y latas de conserva.
1 comentario:
Vos tendrías que mandar ya, un curriculum en todas las revistas del país. Pintaste tal cual la realidad de la noche...yo que si hay algo que detesto son los boliches y los cena-show. Te faltó poner que ni siquiera te permiten comer la miseria que te sirven con el famoso "Arriba las palmas", "A bailar"...y las agresiones del tipo "che, gordo. Largá el tenedor y bailá". Sos una genia. Beso
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