martes, 13 de noviembre de 2007

Capítilo primero: El quiebre.

I
Con Clara las cosas no venían bien, desde hacía un tiempo. Se empezaba a sentir la crisis de los dos años. Si es que tiene algún nombre eso que pasa justo cuando se termina el estado de embobamiento, y a nosotros nos había durado bastante. Ninguno de los dos estaba dispuesto a tirar por demás de la soga "si no va más, no va más" me dijo Clara, con lágrimas en los ojos. "Lo que pasa es que yo a vos te quiero". Se me hizo un nudo en la garganta, no supe que decirle y le sonreí con la mejor cara que pude dibujar en el momento. Quedamos en no vernos, en no hablar por un buen tiempo. Llegado el momento en que cada uno pudiera resolver su situación y ver que le pasaba con el otro, entonces, sólo entonces nos encontraríamos.

II


- "¿ Sabés lo que pasa Marcos?, es que ustedes no tienen planes en común, no hay una perspectiva más allá del ahora ¿entendés? y eso de coger todos los días y verse a cada rato, tarde o temprano se te acaba viejo. Lo que necesitan es un viaje, como encontrarse de nuevo pero de otra forma, no sé si te ayuda pero para mí..." Yo miraba a mi amigo de reojo sin emitir palabra. Hablaba con vehemencia sobre el asunto como si fuera el damnificado. Por momentos me dispersaba, salía de su monólogo lentamente hasta ver a un tipo pelado de barba, con una camisa color amarillo patito, pantalón de gabardina azul marino, zapatos tipo leñadores y un portafolios repleto de vaya a saber que. A mí los pelados siempre me dieron desconfianza, no sé porque me hice amigo de uno, igual Gaby no fue siempre pelado, nos conocemos del secundario, entradas tenía, y como todos se le fueron volando las chapas de a poco. Fue muy digno lo de él, a penas se empezó a percatar de su incipiente calvicie nos dijo: "muchachos yo me rapo, no quiero andar por ahí dando lástima o como esos boludos que se hacen tratamientos, si me voy a quedar pelado igual" Eso admiraba yo de él, su practicidad, quizás por eso necesitaba hablar con él, saber que opinaba.

- Bueno viejo me tengo que ir, cualquier cosa hablamos, acordate del partido el jueves, ah cambiámos de cancha, pregutale al gordo, que te dé la dirección consiguió una más barata y más cerca. ¡Chau querido!, nos vemos.


III


Habían pasado más de dos semanas y Clara no había llamado, ni mandado mail, ni nada de nada. Yo tampoco estaba así como desesperado y lo más probable era que si seguíamos tardando en reaccionar la cosas volcaran del todo. Para ganar tiempo le mandé un mail, un llamado era medio intimista, más después de las 10 de la noche, tampoco quería preocuparla. Redacté un par de líneas, escuetas pero sinceras, sin sonar preocupado, pero tampoco ausente.
Hola, como va? Yo la verdad bastante ocupado, mucho laburo en la oficina, vos sábes fin de año es un kilombo para todo el mundo.
Estaba pensando que a lo mejor podríamos juntarnos no?, para ver en que anda cada uno, si queres. Este viernes en el bar de enfrente del cine, tipo 10 te parece bien?
beso
M.
Me respondió a la hora, todavía estaba en la oficina.
Sí, me parece buenísimo, estuve pensando mucho en nosotros sabés? Ya te contaré.
besos, amor.
Estaba un poco inquieto y de tanto dar vueltas en mi cabeza y en la calle para no llegar demasiado temprano y quedar como un desesperado, finalmente llegué tarde. Ella ya estaba sentada en la mesa, esperando.

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