lunes, 1 de diciembre de 2008

Receta contra el olvido ajeno.

Escribir intrascendente para que parezca interesante.

Dejar todos los papeles acumulados y un día ordenarlos, no tirar nada pero dejarlos juntos, para que de la impresión de que es otra la que habita tu espacio.

Poner dos saquitos de té y dejarlos reposar cinco minutos, el agua embeberla en algodón y dejarlos en los ojos 20 minutos, repetir tres veces.

Tomar largas siestas e imaginar en ellas hombres y mujeres esbeltos que no pueden aguantarse por estar a solas, despertar aturdida.

Decidir por fin comprar a granel de la medicación ésa, porque no es la primera ni la última, a pesar de todo diagnóstico médico.

Sacar del placard, para matar el tiempo, los juegos de mesa y volver a esas bolsitas que yo misma cosí y rellené con arroz. Ganar miles de campeonatos de tinenti. Porque el solitario ya me aburrió.

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