domingo, 19 de agosto de 2007

El último cuaderno



Pasé días buscando las imágenes que después recorte meticulosamente para armar esta suerte de collage-portada de mi último cuaderno. De hecho cada vez que miro una revista y algo llama mi atención, recorto, guardo y después de elegir estratégicamente el lugar se lo pego al cuaderno, si sigo así para fin de año más que algo artístico esto corre serios riesgos de transformarse en un pastiche. No importa, el arte es así y mi estado de ánimo ni que hablar. Así que por ahora, tratemos de no ahondar mucho en mi espíritu vanguardista...
No, no es que sea el último cuaderno de mi vida y por eso la sensación de duelo previo. Es el último cuaderno de una parte de mi vida, la parte del último cuatrimestre de la carrera. No es sólo un cúmulo de hojas, es la prueba de que todo tarde o temprano se termina, de que no es verdad que me voy a convertir en una estudiante crónica, de que por más que cargue con más dudas que otra cosa, el mundo sigue andando y tiene más que papeles y libros para mostrarme. Me pregunto cuántos cuadernos más como este tendré en mi vida. Sé que estoy un tanto asqueada de atragantarme con la cantidad desmesurada que cada cátedra juzga justo que ingiramos sin preguntar, sin quejarnos y a veces encima teniendo que repetir como loritos, porque a fulanito le gusta así. No, no me confundo las arbitrariedades no se terminan y los próximos cuadernos lindaran con una rutina bastante parecida a la de éste último, pero eso por suerte es historia nueva deseosa de ser escrita o garabateada al margen de las hojas.
Esta semana empezó a terminarse una etapa, pero empezaran otras nuevas, otros colores, otras texturas, otros sabores y otras sensaciones. Y siempre, un cuaderno será mi testigo preferido, mi cómplice.


No hay comentarios: