Los seres humanos somos animalitos de formas, no hay con que darle. Hace algunos años tuve un profesor en la facultad al que adoraba. Era docente de un seminario que ahondaba en cuestiones de la filosofía fenomenológica y disquisiciones diversas acerca del lenguaje y del diseño. Un verdadero bodoque al cual podías usar de somnífero si nadie te incentivaba en la lectura. Pero él hizo que se volviera estimulante. No eran los chistes fáciles como corner al ángulo para meter un gol, ni las frases con doble sentido. Eran las comparaciones con el amor y los ejemplos de relaciones de pareja que usaba lo que hacia que su clase se volviera irresistible a las diez de la noche después de una intensa jornada laboral.
Por aquellos días nos contó que se casaba. Era muy abierto, hacía caso omiso los absurdos límites que suelen usar los docentes en nombre de la relación: alumno/profesor como escudo para inmolarse. Nos hizo partícipes, cada vez que la ocasión lo ameritaba, de su vida. Relató porque fue que con cuarenta y largos, un hijo de nuestra edad y sin haber pasado por las primeras nupcias decidía dar el sí con cura, smoking y anillos. Ella, la afortunada tenia casi veinte años menos y una ilusión que se reflejaba en el rostro de él cada vez que contaba con que devoción ella se ocupaba de cada detalle del gran acontecimiento.
Recuerdo que usaba, a modo de ejemplo, para establecer analogía con la disciplna proyectual que es el diseño, una frase que yo cuelo cada vez que puedo en conversaciones, como una suerte de obsequio, un secreto revelado que compartimos los alumnos de su clase con alguien seleccionado: "La verdad rompe con la forma, y el amor no cabe en una estructura" por eso, y ustedes les hablo muchachos", les decía remarcando con el dedo índice a los varones, "cada vez que la chica con la que estén al lado les pregunte y repregunte apelando al "decime la verdad", si realmente les importa la chica y esa verdad no es muy conveniente, no se la digan, háganme caso, conserven la forma por ellas". Después de eso se hizo un silencio y un oportuno, porque siempre hay uno, le preguntó entonces por qué aceptaba casarse, si no hay forma más prefabricada, más disfrazada de verdad que el matrimonio. "Porque la adoro, pero con el amor no alcanza. Ella cree que la verdad está en dar el sí, que eso lo que realmente compromete a dos personas. Nada más lejos de la verdad, pero por amor le sostengo la creencia y que dure lo que dure"
Después de la cursada y de rendir el final le perdí el rastro, era una de las últimas materias y a esa altura de la carrera entras en esa etapa de ansiedad en la que queres estar lo más lejos posible de la vida universitaria y soñás despierto con el día en que das el último examen y te llenan de huevos que nunca jamás saldrán de la ropa ni del pelo.
Hace unas semanas volví a la facultad por motivos que no vienen al caso y me lo crucé en uno de los pasillos. Esperé que terminara su clase y nos fuimos a tomar un café y en medio de la charla le confesé que cuando lo había saludado noté la alianza y en broma le dije que al final había resultado eso de "conservar las formas". "No te creas me dijo, yo sé, después de haberla visto enamorada y de verla ahora, que ella ya no siente lo mismo. Pero, honestamente, cuando me miro la mano y veo el anillo pienso que a lo mejor, si me aferro a ese pedacito de metal cilíndrico tal vez la forma se apiade de mí y la verdad no salga a la luz. Como la magia, ¿viste?, si no la ves, sucede.
En ese momento no se me ocurrió ningún chiste ni nada para agregar, salí como pude del paso pero en nuestra despedida resbalé y cuando nos saludábamos le dije, de forma torpe e involuntaria, casi como en piloto automático, "me alegro de que estés bien".
*Adelanto de la nueva entrega de LMDMV. Texto inédito, léase nunca saldrá de acá.
2 comentarios:
Marina!!Qué hermoso relato!
Gracias Valery!, supongo que la gente de LMDMV no opinó lo mismo porque les mandé un mail a modo de justicia por blog propio y no respondieron:-( pero bueno me pone chocha que te haya gustado!
abrazo!
Publicar un comentario