Después de una suculenta investigación de campo, al fin he dado con el target que los hombres prefieren.
Desde porteros, hasta señores de cuello blanco pasando por viejitos con y sin jubilación mínima, tacheros, colectiveros, adolescentes con y sin acné, jóvenes motorizados, en auto y peatones. La conclusión es unánime: Los hombres, las prefieren gato.
Desde porteros, hasta señores de cuello blanco pasando por viejitos con y sin jubilación mínima, tacheros, colectiveros, adolescentes con y sin acné, jóvenes motorizados, en auto y peatones. La conclusión es unánime: Los hombres, las prefieren gato.
El dato contundente.
Ante un posible gato los hombres giran la cabeza con más o menos disimulo 360 grados, escanean con rayo láser, algunas veces hasta se ponen anteojos, de arriba abajo de horizontal a vertical y aunque algunos murmuran o vociferan, hasta el más recatado, gira la vuelta completa, aún a riesgo de torticolis.
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